El bajío mexicano recibía al equipo de fútbol de la Universidad de México para verlo enfrentarse a uno de sus equipos más representativos de la región, los Gallos Blancos del Querétaro.

El estadio «La Corregidora» abría nuevamente sus puertas para recibir a otro equipo capitalino consecutivamente (en la jornada 1 visitó el América), y así cumplir con el viaje que tenía pactado el equipo auriazul.

El inicio del juego fue trepidante, puesto que ambos equipos entendieron que debían salir a ofender al rival, de esta forma los primeros minutos fue de ida y vuelta.

A los 8 minutos de inicio del partido, un centro por derecha de Pablo Bennevendo hacia Pussetto fue mal rematado, cayéndole el rebote a Ángel Rico, este recentró y llegó Robert Ergas para conectar la esférica con la testa y enviarla a las redes.

Era el 0-1 para los Pumas, aunque la anotación se anuló tras una revisión en el VAR por parte del Nazareno Adonai Escobedo por supuesto fuera de lugar, aunque el real motivo fue por una probable «intervención» de un rival ante el remate de Pussetto en la primer jugada del gol.

Pumas se adueñó totalmente del terreno de juego y para demostrarlo, al minuto 18′ volvieron a rematar al arco del arquero local Guillermo Allison, pero solo fue un susto por tiro desviado.

Pero la visita no se quedaría quieta, y 4 minutos después, al 22′, un balón centrado al área que Pussetto intentó rematar a puerta no fue bien conectado, pero Allison en su intento por despejar la de gajos no lo logró, pero si consiguió darle un puñetazo al argentino provocando un tiro penal a favor de Pumas.

Minuto 25′ y Nathan Silva cobró el tiro engañando al cancerbero queretano y ahora sí, le pusieron número a la casa al son de 0-1, que celebró y dedicó su anotación a su pequeño hijo recién nacido, llevándose el dedo a la boca simulando un chupón y con los brazos juntos hizo un arrullo.

Pasó el tiempo y el Querétaro lo único que conseguía eran cometer faltas en favor de los universitarios, hasta que al minuto 35′ en un contragolpe albiazul aunada a una mala posición del novel arquero Pablo Lara, llegó Pablo Barrera a sentenciar la máxima futbolística que manifiesta la Ley del Ex, y en un tiro flojo anota el gol del empate.

El Querétaro empezó a dar señales de vida al final del primer tiempo, queriendo adueñarse del juego, pero al minuto 45′ + 6′, Ergas desbordó por la izquierda, mandó Centro a la llegada de Rico y este disparó pero Allison estaba bien parado y desvío a tiro de esquina, posterior a esta jugada a balón parado, el Querétaro daba un contragolpe, pero Ergas jaló de la camiseta al rival, detuvo la ofensiva pero se ganó el cartón amarillo.

Así se terminó el primer lapso.

El inicio del segundo tiempo fue de desconcierto para los Pumas, tanto así que al minuto 46′, nuevamente Pablo «Dinamita» Barrera se hizo presente marcando su doblete con un sombrerito a Lara poniendo el marcador 2-1.

La visita seguía desconcertada, los locales iban tomando más confianza y 4 minutos después del gol de Barrera, Francisco Venegas saca un riflazo que se incrusta en el ángulo superior derecho de la portería defendida por Lara, quien no tuvo nada que hacer y la estirada solo fue para hacer estética la gráfica.

Era el 3-1 para los Gallos.

Ironías de la vida, 2 minutos después del golazo de Venegas, el propio número 17 provocó su expulsión al saltar a un balón dividido con Bennevendo y conectarle un codazo en el rostro.

Los emplumados se quedaban con 10 en la grama.

La mayoría numérica tenía que hacerse ver con los del Pedregal, y empezaron a empujar a los plumíferos a su propia área, rindiendo frutos al minuto 62′ toda vez que una ofensiva orquestada por Funes Mori, manda un pase pequeño dentro del área grande local dirigido a Ergas y este de primera intención manda un disparo cruzado al arco encontrando como objetivo las redes, consiguiendo el 3-2 para la causa unamita.

El juego se trabó en media cancha y no había para donde hacerse, parecía que los dirigidos por Benjamín Mora no jugaban con 10 porque Pumas no lograba hacerse con la superioridad.

El tiempo siguió su curso y el equipo estudiantil no lograba abrir el cerrojo gallinaceo, a pesar de estar encima y sacando jugadas con López, Funes Mori, Ergas, Pussetto y Ávila al frente.

Quispe y Caicedo estaban perdidos en el medio campo y no había conexión entre la zaga y la ofensa visitante.

Se cumplieron los 90 minutos reglamentarios y el árbitro asistente develó 11 minutos para anexarlos al cronómetro, al mismo tiempo que los auriazules mandaron al terreno de juego sus últimos dos cambios.

Ya no hubo movimientos en el marcador, a pesar que los Pumas estaban totalmente encima del Querétaro nunca consiguieron descifrar el acertijo local y regresan a la Ciudad de México con la derrota a cuestas.

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