Jornada 5.

Estadio Nemesio Díez.

Toluca, Estado de México.

La Universidad viajaba a la capital del Estado de México para pagar la visita al campeón vigente del fútbol mexicano.

D.T. Efraín Juárez.

El Toluca le abría las puertas de su hogar, el mentado «Infierno escarlata» a unos Pumas que urgían de sacar puntos de esa cancha que a últimas ocasiones le ha costado en demasía sacar resultados positivos, ya que las últimas dos visitas han sido un empate y una derrota.

El partido inició como todo mundo lo esperaba, con un ir y venir muy marcado, ya que los escarlatas querían hacer valer su condición de local y campeón defensor, y los auriazules no querian dejar pasar más puntos.

Y en ese tenor, cuando aún era muy joven el encuentro, Jorge Ruvalcaba tomó un balón en una serie de rebotes, tiros y demás yerbas dentro del área choricera, para definir con un tiro de derecha que hizo recordar su debut precisamente ante los toluqueños en aquel lejano 2022.

Era el minuto 12′ y la frialdad con la que definió «Ruva» no se le veía desde hacía mucho tiempo.

Jorge Ruvalcaba.

Una excelente recepción en el área chica, un quiebre de cintura y una definición magistral ponía adelante a la visita.

Era el 0-1, un gol que daba tranquilidad en las entrañas pedregosas.

El equipo capitalino se fue encima, pero no logró capitalizar las arremetidas al arco rojo, a pesar de casi siempre llegar en mayoría numérica.

Poco a poco fue cediendo el control del juego y el Toluca fue adelantando líneas, parecía que los universitarios defenderían a cal y canto esa mínima ventaja, pero sabían que no debería ser así, y en una descolgada un tiro al arco choricero fue desviado por un defensa local, el esférico hizo una parábola que parecía se incrustaria en las redes, pero la estirada del portero diablo solo fue para la foto, ya que la pelota se fue por arriba del travesaño.

Jorge Ruvalcaba.

Así se fueron al descanso, con un ir y venir que presagiaba una excelsa parte complementaria.

El segundo tiempo no fue muy diferente al anterior lapso, y de inmediato las acciones se volcaron a las porterías, teniendo a Navas y a García como los protagonistas.

La balanza futbolística se fue inclinando más y más del lado rojo, ya que las incidencias se fueron concentrando en el arco defendido por el tico Navas.

Parecía que la diana local caería en cualquier momento, pero la zaga del Pedregal supo contener las llegadas del cuadro de Metepec.

Adalberto «Cocó» Carrasquilla.

Pero tanto va el cántaro al agua, que termina rompiéndose.

Una descolgada por la izquierda choricera llegó a 3/4 de cancha, y en una serie de toques cortos, el balón llegó a los pies de Paulinho quien de espaldas tocó a la llegada de Jesús «Canelo» Angulo y penetrando la defensa quedó de frente a Keilor para amartillar y disparar a mansalva, poniendo el 1-1 en el marcador.

Todo esto sucedió al minuto 67′, y las revoluciones choriceras disminuyeron.

El encuentro siguió calientito en sus próximos 25 minutos.

Ida y vuelta, subiendo y bajando, ir y venir, fue la tónica del encuentro, no decepcionó a las espectativas generadas en torno al encuentro.

Rubén Duarte y Maciel Ruiz.

Pero ya no hubo más daño, los cartones se quedaron estáticos y ya no hubo más por añadir.

El encuentro terminó con un empate a 1 gol y a pesar de haber jugado bien, de la lesión de Caicedo, del buen juego de Azuaje, del golazo de Ruvalcaba y la intermitencia de Martínez, se pudo haber ganado.

Un empate, con sabor amargo.

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