El estadio que se encuentra en el Pedregal de San Ángel al sur de la Ciudad de México, le daba la bienvenida y abría sus puertas a los Pumas de la Universidad de México para enfrentarse a los Rayados de Monterrey en busca del tercer ticket a semifinales de este torneo, el Apertura 2024.

Mañana soleada que era testigo de un Pumas que se fue al frente desde el inicio (aunque la mayoría fueron llegadas infructuosas) teniendo sus aproximaciones mas claras a los 4′ minutos en los pies de Guillermo Martínez, y al minuto 13′ un tiro de Bennevendo que el arquero rayado controló facil, y un Monterrey ratonero, canchero, que de todo hacía tiempo, de todo se quejaba, de todo pedía explicaciones al Central del encuentro y este, los complacía en todo, incluyendo no marcar dos probables faltas en el área regia con su respectiva negativa a un tiro penal.

El primero fue Víctor Guzmán al minuto 19′, que sujetó a Guillermo Martínez dentro del área visitante no permitiendo se diera vuelta y rematara el balón que ya tenia controlado, y el segundo fue un recargón por la espalda por parte de Sebastián Vegas sobre César Huerta evitando se perfilara solo frente al portero Luis Cárdenas.

Los primeros goles se dieron en el primer tiempo, pegando el Monterrey primero al minuto 31′ aprovechando un regalo (error garrafal) de Nathan Silva queriendo regresar el balón a Julio González y Germán Berterame llegó a rematar solo y ampliar la ventaja que traían del BBVA.

El gol de los locales fue de reacción casi inmediata, puesto que 4 minutos después del gol regiomontano, el «Chino» Huerta remató a gol a mansalva el balón, el cancerbero Cárdenas rechazó y pegó en el travesaño, y en el rebote el «Memote» Martínez llegó a empujar la esférica a las redes.

El partido se empataba y el marcador global se recortaba.

El segundo tiempo fue de nuevo ofensivo para los Pumas, ya que al minuto 48′ un cabezazo del «Memote» y al minuto 52′ un tiro del «Chino» fueron las aproximaciones mas claras.

Posterior a esto, fue una total y absoluta debacle para los unamitas, ya que los errores fueron uno tras otro.

Al minuto 55′ Lucas Ocampos, un jugador que debió estar suspendido los dos partidos de la serie y que mágicamente pudo reaparecer en Ciudad Universitaria para la vuelta, recibió un balón en los linderos del área y sacó riflazo que provocó incrustar el balón en las redes por conducto de la esquina superior derecha y Julio no logró atajar.

La ventaja se incrementaba nuevamente.

10 minutos más adelante, un rechace del portero albiazul le cayó al sudamericano Pussetto, que no la pensó dos veces y remató a la portería, clavando el gol que una vez más, recortaba distancias y hacia ilusionar a la parcialidad auriazul con el pase a semifinales.

4 minutos después del gol, al 69′, Pussetto se lesionaba el codo izquierdo en un intento de chilena que al caer provocó una luxación de su codo y salió de cambio.

En esos momentos, la defensa puma ya se encontraba con un planteamiento distinto al de siempre y provocó que se perdieran las marcaciones, tanto que al minuto 73′ el Monterrey logró meter el tercer gol del partido para su causa siendo un doblete de Germán Berterame.

La ventaja rayada aumentaba.

Nuevamente las marcaciones defensivas se perdían en un tiro de esquina a favor del conjunto norteño y al minuto 78′ un disparo de Gerardo Arteaga se incrustó de nueva cuenta en el ángulo izquierdo de la portería local y la ventaja parecía lapidaria.

2-4 en el juego y 2-5 en el global a favor de la visita.

Pumas no quería morirse de nada y al minuto 86′, Guillermo Martínez logró su doblete en el juego, ya que cabeceó un centro por parte de Huerta y recortó, una vez más, las distancias.

Era mucho por hacer en tan poco tiempo para los auriazules.

El Colegiado asistente hizo mención que se añadían 7 minutos al encuentro, y Monterrey no desaprovechó la oportunidad para sepultar definitivamente a los Pumas, y al minuto 90’+2′ les enterró el clavo que le hacía falta a la cruz en el Pedregal por medio de Oliver Torres y ahora sí, Pumas ya no reaccionó.

El árbitro central pitó el final del encuentro decretando el pase de Monterrey a semifinales y Pumas de vacaciones, regalándole nuevamente un «Gracias Afición» a esa tribuna que está ansiosa por ver a su equipo levantar su octavo trofeo de Liga.

Como dato curioso, durante el correr de la temporada y al final de cada encuentro, los jugadores y afición hacían sinergia al cantar un Goya al unísono, lo que provocaba cierta unión y respaldo para ambas partes. Esta ocasión, la tribuna del Pebetero les dió una lección a los jugadores en el momento en que estos se acercaron a la orilla a intentar cantar el grito de guerra universitario, pues en lugar de entonar el clásico Goya, la tribuna se encargó de cantar «Olé olé olé oléééé. Rebeeeel. Rebeeeel.», queriendo demostrar al equipo que ellos si ponen lo necesario en la tribuna y ellos no corresponden en la cancha.

Poco a poco los jugadores se fueron retirando al no obtener una respuesta positiva de parte de la tribuna, aunque el último en retirarse fue el Capitán del equipo, Lisandro «Licha» Magallán, pero él también terminó por someterse a la protesta de la hinchada auriazul y se retiró al vestidor para alcanzar al resto de sus compañeros.

El torneo Apertura 2024 se terminó para la U.N.A.M.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *