Recibimiento de la afición universitaria a su equipo.

La tarde de este domingo 1/o. de septiembre, los Pumas de la U.N.A.M. y los Tigres de la U.A.N.L. se veían las caras dentro de la cancha del estadio «México ’68» de la Ciudad Universitaria (Ciudad de México), con la consigna de sacar los tres puntos y no rezagarse en la lucha por escalar peldaños en la tabla general y por ende, la clasificación directa a la liguilla.

Los locales venian de una derrota sufrida de 2-1 frente al Atlas en el estadio Jalisco, mientras que la visita venia de un empate a 1 ante el Guadalajara en el estadio Universitario, en la reanudación de la Liga MX tras el parón por la Leagues Cup.

Los auriazules saltaron al terreno de juego con varias ausencias titulares en la alineación, lo que provocó que el Técnico Gustavo Lema echara mano en un inicio del «Uru», Robert Ergas y del «Melli», Rogelio Funes Mori en su afán por sacar los puntos en juego.

Los primeros 30 minutos fueron una total y absoluta armonía en las filas auriazules, tanto que al minuto 15′ un pase filtrado por el centro de la cancha hacia César «Chino» Huerta fue rematado a puerta, siendo rechazado por Fernando Tapia y el recentro enviado al área chica visitante, provocó un remate del «Melli» y ahora si logra enviar en esférico al fondo de las redes de la portería defendida por Fernando Tapia.

Momento histórico para el méxico-argentino, pues esa anotación se convirtió en la primera que anota en la cancha del dos veces histórico Estadio Olímpico Universitario en su carrera dentro del fútbol mexicano.

Los cambios hechos por Lema en la alineación al dejar en la banca a Guillermo Martínez y Jorge Ruvalcaba fuera inclusive de la banca por problemas respiratorios, estaban dando frutos.

Pero no todo es miel sobre hojuelas, y esos «maravillosos» 30 minutos iniciales no pudieron ser mejor corroborados en el marcador y al minuto 31′, Fernando Gorriarán entró al area universitaria y al marcar un tiempo, fue derribado por Lisandro Magallán.

De un inicio el Nazareno no marcó falta, pero ante la nula intención de jugar el balón de la escuadra visitante, el VAR hizo su aparición y se marcó tiro de castigo desde los 11 pasos que Ozziel Herrera hizo efectivo para empatar el marcador en el minuto 36′.

Dos minutos posteriores, el mismo Gorriarán recibe un balón por en medio, avanza unos cuantos pasos, se perfila (sin marca defensiva alguna) y saca un zapatazo que ni el mejor portero hubiera logrado sacar.

Era el 1-2 para la visita y el acabose mental para la escuadra del Pedregal.

Para la segunda mitad la tónica no fue distinta y los intentos por acortar distancias por parte de los Pumas siguieron siendo infructuosos.

La fuerza mental que debieron sacar los felinos capitalinos a relucir en esos momentos de apremio, nunca salió, y al minuto 58′ Ozziel Herrera aprovechó un desconcierto en la zaga local tras un centro al área que defensiva y cancerbero no supieron reventar e hizo timbrar el marcador nuevamente para poner el 1-3 en los cartones, firmar su doblete en el juego y seguir poniendo la losa más y más pesada en la espalda de los Pumas.

A partir de ese momento, Pumas fue una caricatura de si misma, y ni los cambios hechos por Lema pudieron darle la motivación necesaria para sacar de mínimo, el empate.

La aproximación mas clara de acortar distancias, fue en tiempo de compensación (minuto 91′), cuando Pusseto mandó la de gajos a reventar el poste izquierdo del portero Tapia, pero eso fue todo.

Se cumplieron los 5 minutos extras en el cronómetro y se decretó la derrota de los Pumas en la grama de su propio estadio.

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